martes, 30 de junio de 2020

nada de lo que escribí lo escribí como lo viví. Corales

Estoy de turista en San Andrés y aparece una tormenta en el medio del mar de un color más oscuro que el agua, que es clarísima. El viento viene ahí y mi papá me da plata porque, a veces, sabe lo que quiero. corro en la arena, alquilo un equipo de kite y entro a navegar. El agua es el lugar donde más disfruto la tormenta. Aunque me da un poco de trabajo entrar al mar, logro esquivar todos los barquitos que se amarran en la costa y me quedo en la soledad de la lejanía. Me asustan las manchas que se ven en el fondo del mar aunque sean corales o cosas así, para mi son todos tiburones, orcas y rayas. Pero igual disfruto el agua clara, la tormenta oscura. Disfruto ir y venir sin hacer ninguna maniobra que pruebe que se hacer algo. Solamente hago frontroll una y otra vez, aunque sea un truco básico siento que bailo en el aire, un giro y aterrizo en el agua. Es una maniobra de danza y cuando vuelo siento la brisa en mi cara y mis pies colgando, atrapados en las botas de la tabla. Cuando caigo no me interesa seguir andando, a veces con quedar flotando semi sumergida me conformo, porque suele hacer calor y eso me refresca, aunque por ahí me da miedo que un lobito marino o algún pez me muerda el culo, sobre todo en verano, cuando no uso neopren. 

Que hermoso es navegar en este agua, por momentos me olvido del miedo que me da el mar y disfruto, aunque la sal me seca toda la boca y los ojos me arden, y la espuma de a ratos me empuja y me molesta un poco, barre mi tabla. Disfruto.


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